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Primera opción: Muerte violenta en situación de extremo pecado mortal, con grave perjuicio para la Humanidad.
El más clásico de los métodos para convertirse en vampiro consiste en morir violentamente en situación de extremo pecado mortal. No vale cualquier pecadillo. Hay que practicar la extrema crueldad y sadismo durante décadas, perjudicando gravemente a centenares de miles o millones de inocentes, antes de perder la vida. Este caso particular no requiere del suicidio (aunque ayuda), sino que será suficiente con una muerte razonablemente violenta y un historial de prácticas esotéricas o nigrománticas. Le funciona mejor a los hombres que a las mujeres.
Su dificultad es elevada. Es complicado exterminar al suficiente número de inocentes. Si falleces de muerte natural, este método tiene muchas menos probabilidades de funcionar.
Su probabilidad de éxito es elevada, siempre que hayas logrado causar el suficiente mal de una manera lo bastante maligna antes de tu suicidio o muerte violenta. Los vampiros creados por este método, además, suelen resultar extremadamente poderosos, auténticos Señores de la Oscuridad.
Segunda opción: Muerte tras practicar la Nigromancia y el baño e ingestión de sangre de doncellas.
Otro método es morir tras practicar la Nigromancia y bañarse con la sangre obtenida mediante tortura de, al menos, 500 jóvenes vírgenes. También hay que beberla, aunque se recomienta hacerlo en cantidades moderadas. Es de destacar que no funcionará con cifras inferiores de víctimas, o si las muchachas no son realmente vírgenes, ni tampoco si no se desangran con extremo dolor hasta morir. Muchas de las víctimas se convertirán después en tus esclavas vampíricas. A la inversa de lo que ocurre con el anterior, le funciona mejor a las mujeres que a los hombres.
Tiene además la ventaja de que la sangre te mantiene bella y joven mientras vives, y de que cualquier muerte vale para ti, no se necesita el suicidio.
Su dificultad es elevada. Resulta difícil establecer la infraestructura necesaria para torturar y desangrar hasta la muerte a un mínimo de 500 niños o muchachas vírgenes. Certificar que realmente sean vírgenes puede representar un problema adicional, así como practicar correctamente la Nigromancia. En tu favor cuenta que no necesitas morir de ninguna manera en particular.
La probabilidad de éxito es elevada, siempre que al menos 500 de tus víctimas fueran realmente vírgenes, y hayas obtenido su sangre mediante la tortura. Las vampiresas creadas por este método, como ocurre con los vampiros del anterior, suelen ser también extremadamente poderosas, las Señoras de la Oscuridad. Por si esto fuera poco, muchas de tus víctimas se alzarán también de la tumba y estarán a tu servicio en el mundo de los no-muertos.
Tercera opción: Suicidio asistido por empalamiento, en situación de herejía, cisma, excomunión o apostasía.
El más sencillo y eficaz de los medios para vampirizarse, siempre que sea voluntariamente, es decir, tiene que ser un suicidio, no una ejecución. La parte más complicada puede ser encontrar a un asistente con la suficiente sangre fría como para hacértelo. La situación de apostasía se consigue fácilmente, mediante una mera declaración verbal (e incluso mental, pero se recomienda la verbal) de que renuncias a tu religión, a la salvación y a los dogmas y creencias de la misma. El uso de la tortura previo al empalamiento lleva la probabilidad de éxito al 100%. Este método sirve tanto para hombres como para mujeres, y sólo puede fracasar si se te entierra en un cementerio. Para evitarlo, se suele ocultar el cadáver en el monte o en el mar hasta que despierta como no-muerto (normalmente a los tres días). El tamaño correcto de la estaca es de 2 a 3 m. de longitud x 4 a 6 cm de diámetro, fabricada en cualquier material excepto plata y madera de fresno o de álamo, pero hay quien lo ha logrado con un sencillo palo de escoba. El clavo se coloca junto al punto de inserción de la estaca, para evitar que el cuerpo se deslice hacia abajo.
Su dificultad es baja. Sólo se necesita una persona dispuesta a ayudarnos, el lugar adecuado, una estaca afilada, cuerda, clavo y maza. Su único problema es que requiere una gran presencia de ánimo y el proceso resulta extremadamente doloroso, pero no suele durar más de unas horas.
Probabilidad de éxito: Elevada, se consigue casi siempre (siempre, si hay también tortura previa), y el resultado es un vampiro o vampiresa libre con un grado elevado de poder. La única condición es que el acto sea voluntario, la estaca no sea plata ni de madera de fresno o álamo y no se te inhume en tierra sagrada. Con el paso del tiempo, podrás llegar a ser un Señor o Señora de la Oscuridad (o no, según valía), pues en principio no existen limitaciones a tus poderes. Sin embargo, si en el suicidio te asiste un vampiro (o vampiresa) o alguien que se convierta posteriormente en vampiro (o vampiresa), te convertirás en esclavo/a de tu empalador(a). Por ello, es también el método más utilizado para obtener leales lugartenientes.
Cuarta opción: Suicidio en situación de herejía, cisma, excomunión o apostasía y mediando la práctica de la brujería.
Es el método más habitual de crear vampiros, incluso accidentalmente. Los practicantes de la brujería o Nigromancia que se suicidan voluntariamente en situación de herejía, cisma, excomunión o brujería vuelven como no-muertos en un caso de cada dos si no se les inhuma en tierra consagrada y en un caso de cada cuatro aunque se haga. Las características del vampiro resultante variarán según las prácticas que haya realizado en vida y los sucesos que hayan rodeado su transición al estado de no-muerte.
Este método también es indiferente al sexo del suicida. Su eficacia es más elevada cuanto más elevado haya sido el nivel de la hechicería practicada y el deseo de apostasía, herejía o cisma.
Dificultad: Media. Tirarse al tren tras haber hecho apostasía es sencillo, pero la práctica previa de la brujería ha de ser intensa, sostenida y de un cierto nivel.
Probabilidad de éxito: Media. Funcionará en aproximadamente uno de cada tres casos, y el vampiro o vampiresa resultante será libre pero con poderes limitados, dependiendo de su situación al perder la vida.
Quinta opción: Descendencia vampírica.
Vampiros y vampiresas pueden tener descendencia, entre si y con seres humanos. Sin embargo, pese a su elevado grado de actividad sexual, los seres vampíricos tienen una tasa de fertilidad extremadamente baja y, cuando una vampiresa se queda embarazada, el feto no logra nacer en más del 99% de los casos. Por ello, el nacimiento de un bebé vampírico es un gran acontecimiento, y se establecen medidas excepcionales para su protección.
El hijo o hija de vampiros es vampiro, que suma los poderes de sus progenitores, y es esclavo de éstos. Si ambos progenitores son vampiros esclavos, la descendencia pasa a ser esclava de su dueño. Si uno de los progenitores es libre y el otro esclavo, la descendencia es esclava del progenitor libre.
El hijo/a mestizo/a de vampiro/a y humano/a tiene características mixtas vampíricas y humanas. Rara vez goza de la inmortalidad vampírica, pero suele presentar algunos de sus poderes. Al mismo tiempo, mostrará también rasgos propios de los humanos.
Su dificultad es elevada. Vampiros y vampiresas, pese a su enorme sexualidad, tienen gran dificultad para llevar adelante una gestación.
Probabilidad de éxito: Elevada, si el embarazo logra llegar a buen fin. La descendencia vampírica unirá los poderes de los padres, dando así lugar a Grandes Vampiros y Vampiresas. La descendencia vampírica es esclava de sus progenitores, pero tiene la posibilidad de emanciparse al llegar a la madurez, si bien esto suele generar severos conflictos.
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